El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

miércoles, 12 de agosto de 2009

En Obra Negra


Las obras de John Jader Bedoya “En exilio” y “Trasegar” son el producto de procesos e investigaciones pictóricas que ofrecen innovadores resultados en el manejo y dominio técnico del acrílico. Estas experimentaciones lo han llevado a conocer las posibilidades de las resinas y a jugar con ellas en la multiplicación. Las herramientas tradicionales para la manipulación pictórica son dejadas de lado para apostarle como si fuese un albañil a construir, literalmente, sus cuadros.

Son obras que ponen “contra la pared” al espectador y lo enfrentan a lo conocido sin proponer otra mirada que no sea, la de reconocer un misterio allí donde solo, por un instante, apreciamos extrañamente problemas que hay que resolver: Es un muro y nuestra intimidad.

Sus obras re-crean el espectáculo de las vivencias cotidianas en las que por siempre somos cuando llamamos mundo a ese acontecer de huellas y remisiones que promueven y emocionan, que van y pasan, que delimitan y exilian o nos mueven a esa querencia de huir de nuestro constitutivo espacio y ausentes trasegar sin fronteras.

La idea de Bedoya por evidenciar el recuerdo de una cosa ignorada y colocarla para la reflexión, no da tregua ni espera, ni mucho menos permite que especulemos su aparente sobriedad, contrario a lo que podría pensarse, acentúa la carga simbólica que lleva implícita el vacío que da cuenta de lo que de siempre queda como imagen sin redundar en los lugares comunes de la pintura y nuestra identidad estética.

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