El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

sábado, 6 de noviembre de 2010

Man Ray 2 en Bogotá





El Museo de Arte del Banco de la República de Bogotá presenta una una retrospectiva del artista.


Hasta el 15 de febrero el Museo de Arte del Banco de la República presentará una gran retrospectiva del artista estadounidense Man Ray (1890-1976). Será la primera vez que se muestre una exposición de este tipo en el país.

Emmanuel Radnitsky condensó en este seudónimo las provocaciones, manifiestos y escándalos de los movimientos dadaísta y surrealista; su obra, caracterizada por la burla a las manifestaciones artísticas tradicionales y de la época, incursionó en fotografía, pintura, cine y escultura.

Esta exposición mostrará los distintos periodos de creación del artista, en fotografía, objetos, dibujo, óleo y ready-mades, con los cuales contribuyó a revolucionar las formas de hacer y concebir el arte en el siglo XX.

Man Ray, un renacentista del siglo XX

Era el año 1913. Francis Picabia viajaba desde París hasta Nueva York, ciudad que años más tarde sustituiría en su puesto de capital mundial del arte a la ciudad de la luz. Su viaje se debió a que el 17 de febrero se había inaugurado el "International Exhibition of Modern Art" ¿más conocido hoy en día como el "Armory Show" ¿ que se clausuró el 15 de marzo. La gran exposición se celebraba en la Armería del 69 Regimiento de Nueva York y supuso un antes y un después para la historia del arte norteamericana.

Mientras el realismo inundaba las paredes de los museos de los Estados Unidos, el Armory Show supuso un punto de inflexión introduciendo nuevos estilos y dejando ver las últimas tendencias que ya dominaban el panorama artístico en el viejo continente. En la armería había más de mil seiscientas obras de artistas europeos; sin embargo, el único que acudió en persona fue Picabia. El artista francocubano era para los americanos la clara representación de la vanguardia.

Una obra en especial, titulada Nu descendant un escalier, fue la protagonista del Armory Show, y el francés Marcel Duchamp era su autor. La obra fue criticada hasta la saciedad, tanto que el propio presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, se pronunció refiriéndose al arte moderno y sentenciando: "That¿s not art!". A pesar de que en los periódicos se burlaban de Duchamp y satirizaban el arte moderno, muchos neoyorquinos vieron que esa gran exposición de 1913 era mucho más que una feria de arte con las últimas tendencias europeas. De este modo, el Armory Show de 1913 fue el revulsivo necesario para romper las reglas hasta entonces establecidas con conceptos estéticos que se habían quedado anticuados y obsoletos.

Marcel Duchamp, amigo inseparable de Picabia, viajó dos años más tarde a Nueva York precedido por el escándalo que había causado su obra. Los dos, Picabia y Duchamp, encontraron en la ciudad de los rascacielos un mundo nuevo lleno de posibilidades donde desarrollar todas sus inquietudes artísticas. Iban muy a menudo al 291 de la Quinta Avenida, la galería del fotógrafo Alfred Stieglitz, alma máter de la revista Camera Work (1902-1917) y fundador del grupo Photo-Secession cuyo objetivo era que la fotografía fuera reconocida "como un medio distintivo de expresión individual". En 1905, Stieglitz fundó Little Galleries of the Photo-Secession, más conocida como Galería 291 por su ubicación en la Quinta Avenida. La importancia de este lugar fue crucial para el desarrollo del arte vanguardista, ya que era la única galería en la que se exponían obras de artistas europeos, como Henri Matisse o Pablo Picasso, y norteamericanos, como Arthur Dove.

Allí Duchamp y Picabia conocieron a un joven artista, Emmanuel Radnitzsky, más conocido como Man Ray. Los tres artistas entablaron entonces una amistad sincera y duradera que además fue fructífera en términos artísticos, porque los tres ¿Duchamp, Picabia y Man Ray¿ formaron el triunvirato dadaísta en Nueva York.

Man Ray nació en 1890 en Filadelfia; su familia se trasladó a Brooklyn cuando él tenía siete años. Su verdadero nombre era Emmanuel Radnitzsky y era descendiente de inmigrantes rusos judíos. El apellido lo cambiaron por Ray en 1912 a causa de los sentimientos antisemitas que había en los Estados Unidos. El nombre Man Ray lo acuñó el artista utilizando el diminutivo del apodo "Manny", como lo llamaban en su familia. En 1913 se instaló en New Jersey, en una comunidad de artistas, y contrajo matrimonio con la poetisa belga Dona Lacroix, de quien se separaría pocos años después.

Fue en el año 1915 cuando realizó su primera exposición individual y en ese mismo año nació su gran amistad con Marcel Duchamp. La camaradería con su contemporáneo francés fue clave para el desarrollo de su carrera y para la definición de su trayectoria artística, que desde 1913 estaba encaminada hacia la modernidad tras visitar el Armory Show. Ahí fue donde vio por primera vez la obra de Duchamp Nu descendant un escalier, y cuando su modernidad latente dio el giro que le permitió la proyección y el desarrollo renacentista que impregnó toda su obra.

Desde ese momento, todo se sucedió vertiginosamente. Compró su primera cámara fotográfica, se instaló en Manhattan y sorprendió con técnicas revolucionarias. Es cuando, además, comenzó a modificar el concepto de la pintura que había practicado hasta entonces para indagar en nuevas vías de expresión. Y es, a partir de esa época de fructíferas innovaciones, cuando podemos preguntarnos ¿cuántos Man Ray existen?
Desde un punto de vista cronológico, en primera instancia está el Man Ray pintor que se caracteriza por un cierto "clasicismo" tanto en la temática como en el soporte elegido; creaba óleos de paisajes o bodegones incluso retratos que el mismo calificaba de estilo "romántico-expresionista-cubista". En ese entonces vivía en Ridgefiels, en una comunidad de artistas, y sus obras empezaban a sentir el influjo del cubismo que había estado en boga años antes. Su espíritu inconformista lo llevó a indagar en todo lo que tenía a su alrededor para encontrar nuevas vías de expresión. A partir de ese momento empezó a crear collages abstractos y pintó "aerografías" que realizaba con una pistola aérea; los lienzos los inundó con formas geométricas sin lógica, creando motivos abstractos e imaginarios.

Su instinto lo llevó hasta "objeto-cuadro", una nueva forma de expresión en la que desviaba a los objetos de su función habitual. Todas estas creaciones nos permiten hablar de un Man Ray protodadaísta antes de los años veinte. Igualmente funda junto a Katherine Dreier y Marcel Duchamp la Société Anonyme, Inc. que se ocupaba de promover conciertos, lecturas y publicaciones, aunque su principal actividad era la promoción de exposiciones de arte: en veinte años organizó un total de 80 muestras de arte moderno, incluyendo la International Exhibition of Modern Art en el año 1926, en el Brooklyn Museum.

En los años veinte tomó las riendas de su carrera y decidió instalarse en París donde, gracias a su carácter abierto y jovial, consiguió integrarse perfectamente en la vanguardia de la capital francesa. Las dos décadas que vivió en la ciudad de la luz, desde 1921 hasta 1940, fueron sus años más prolíficos como creador. Continuaba siendo el Man Ray de tendencia dadaísta en el que se había convertido en Nueva York junto a Marcel Duchamp y a Francis Picabia. El dadaísmo que fue decisivo para él, suponía una reacción a los acontecimientos bélicos de la Primera Guerra Mundial.

Como dadaísta Man Ray defendió una aproximación libre al arte volviéndose destructivo e irreverente. Como su amigo Duchamp, se sirvió del azar y de lo absurdo para imprimir en sus creaciones un carácter nuevo. El arte se presenta como una manifestación del subconsciente del artista y los objetos de Man Ray son el mejor ejemplo de ello. Son utensilios de la vida cotidiana que se convierten en piezas fundamentales para sus obras arte, en el centro de éstas. Este americano convierte en arte todo lo que le rodea, como en la obra Cadeau, que es una plancha manipulada por él con gran ingenio.

Como artista multidisciplinar no tuvo límites, entendió perfectamente la transición de su particular dadaísmo ¿destructor y jovial¿ al surrealismo, como demuestra en sus obras a través de una evolución insólita. Los límites de uno y otro movimiento quedan totalmente desdibujados. En los años treinta pintó cuadros inconfundiblemente surrealistas, como le Beau Temps (1939), y sus fotografías tienen también ese estilo. Como surrealista participó en varias de las exposiciones del grupo e hizo suyas varias premisas, como el automatismo, permitiendo que el subconsciente marcará el ritmo creativo del artista. Igualmente quedó latente su rechazo hacia las convenciones aceptadas hasta entonces en el arte, que le resultaban tediosas y monótonas junto a la falta absoluta de creatividad. Ray era consciente de que cualquier camino era válido y necesario para la exploración de nuevas formas artísticas.

En París su fama empezó como fotógrafo mundano, retrataba a otros artistas, trabajaba para distintas revistas y realizaba distintos reportajes de moda. Aunque parezca una faceta algo frívola, sus fotografías de moda y de publicidad fueron todo menos banales. La plástica de su trabajo dejó completamente de lado el aspecto comercial que algunos le impregnaban por estar destinadas a la moda o a la publicidad. Estas fotografías podían ser admiradas en revistas tan importantes de la época, como Vogue o Bazaar. El 'estilo Man Ray' estaba impregnado en todas ellas; sus modelos posaron junto a esculturas de sus contemporáneos Giacometti o Brancusi o junto a piezas de arte griego clásico o, incluso, con pinturas de Pablo Picasso o de Francis Picabia.

Como retratista de la sociedad parisina, sus modelos y cómplices fueron en muchas ocasiones personajes célebres y reconocidos como los modistas Poiret, Chanel o Lanvin, coleccionistas como Peggy Guggenheim o Gertrude Stein, o sus amantes Kiki de Montparnasse, Lee Miller o Meret Oppenheim.

Como fotógrafo dadaísta y surrealista fue el encargado de inmortalizar a los protagonistas de estos movimientos. Siempre, desde su particular visión, realizó retratos personales o de grupo de figuras tan relevantes en la historia del arte como Pablo Picasso, André Breton, Max Ernst o Marcel Duchamp. Son retratos fotográficos con un valor intrínseco incalculable, ya que son documentos prácticamente históricos que nos acercan a los protagonistas de una de las épocas más fructíferas del arte.

En paralelo a estos trabajos, siguió investigando hasta que finalmente a comienzos de los años veinte inventó un método fotográfico que le permitió realizar sus "rayografías"o "rayogramas" bautizadas así por su apellido. Son imágenes fotográficas sacadas sin cámara que obtenía mediante objetos expuestos sobre un papel sensible a la luz que luego revelaba. Su modelo fue entonces su amante Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse, una celebre modelo de los círculos bohemios parisinos, que le inspiró su celebre obra Le Violon D¿Ingres.

Siguió experimentando junto a su asistente, musa y amante, Lee Miller. La norteamericana llegó a París en el año 1929 para estudiar al lado de Man Ray y estuvo a su lado hasta el año 1932. Durante su colaboración ambos perfeccionaron la llamada técnica de la "solarización". Esta técnica la aplicó tanto a retratos como a desnudos, y la consiguió exponiendo los negativos fotográficos a la luz. Se sabe por publicaciones del siglo XIX que este método había sido ya inventado por varios fotógrafos en el cuarto oscuro, pero fue el americano quien lo desarrolló y lo implantó como una nueva técnica fotográfica dándole una identidad propia.

A su vez se interesó en producciones cinematográficas y realizó distintas películas como Emak Bakia en 1926, L¿etoile de mer en 1928 y Les mystères du château de Dé (1929). Colaboró igualmente con Marcel Duchamp en la película Anemic Cinema (1926) y con el también artista Fernand Léger en el Ballet Mécanique (1924).

No deja de sorprender su fórmula renovadora que lo convirtió en un artista de culto gracias a su supremacía en el dominio de distintos medios artísticos, como la fotografía, el cine, la pintura, los readymades, los assemblages... Tan sólo durante el periodo de entreguerras, Man Ray fue dadaísta, surrealista, fotógrafo mundano, fotógrafo innovador, creador de objetos, pintor, cineasta, colaborador de distintas revistas, cronista excepcional de París, y todo ello gracias a su particular simbiosis de los medios.

En la década de los cuarenta, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de París, el norteamericano regresó a su país natal, instalándose en California atraído por la meca del cine. Volvió entonces el Man Ray cineasta que se había empezado a manifestar en los años veinte. Una vez en Hollywood colaboró activamente en varias producciones cinematográficas al igual que había hecho en sus años de juventud. En Los Ángeles conoció a una bailarina y modelo de artistas judía, llamada Juliet Browner, con quien convivió y contrajo matrimonio en 1946 en una doble boda con sus amigos Max Ernst y Dorothea Tanning. Fue en esta época cuando sintió con más fuerza la necesidad de expresarse a través de la pintura, y lo hizo con un estilo más historicista como lo demuestra el conjunto de pinturas que tituló Ecuaciones shakesperianas. Esta serie de obras son ilustraciones de ecuaciones de álgebra. Fiel a sus cambios continuos, su pintura sufrió mutaciones, se volvió más americana; su dibujo es limpio, su discurso, elemental y sus imágenes, rotundas.

En 1951 volvió a su añorado París donde permaneció hasta su muerte. Era, entonces, un artista maduro que continuaba manteniendo sus inquietudes y que no paró jamás de experimentar buscando nuevos significados al arte.

Al final de la década de los cincuenta ensayó con la fotografía en color; sin embargo, no pudo evitar mirar al pasado y centrarse en la pintura, y realizó entonces pinturas abstractas, como les Peintures naturelles (1958). Ya en la década de los sesenta vuelve a crear assemblages utilizando objetos cotidianos como hace en la obra Trompe-l'oeuf y publica en 1963 su autobiografía Self-Portrait.

Man Ray muere en 1976 y sus restos se encuentran en el celebre cementerio de Montparnasse donde su epitafio recoge unas palabras que definen al gran artista: "Unconcerned but not indifferent". Así fue Man Ray, un artista despreocupado, pero no indiferente. Si algo define la trayectoria artística de Man Ray es su carácter transgresor y la búsqueda insaciable de nuevos estilos y recursos artísticos.

Esta muestra organizada por el Banco de la República nos acerca a este artista cumbre del siglo XX a través de una cuidada selección de obras de su fértil producción. Podremos disfrutar tanto de sus innovadoras fotografías, como de las más clásicas tomadas para anuncios publicitarios, objetos, dibujos y óleos. El gran público podrá conocer a Man Ray con detenimiento a través de sus creaciones más dispares y vitales. El norteamericano es, sin duda, una de las figuras más atractivas de la historia del arte internacional y sus obras son el más fiel reflejo de su espíritu polifacético, imaginativo e intuitivo, que nunca tuvo miedo de luchar contra lo establecido para lograr nuevos caminos en el arte.

Por Marisa Oropesa*
*Curadora

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