El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

domingo, 27 de febrero de 2011

El rapto

El rapto de Sabina.
foto sobre mesa
Artista: Josué Carantón
año 2011
Preparando la estrategia
Brigitte Luis Guillermo, virtual la imagen

Florianopolis??? Aloooooooooooooo

No estaba nada preparado; para mi sorpresa sólo, en apariencia, era un invitación a escuchar una charla, pero las cosas eran distintas. Si bien arribar tarde a las citas en este país es una constante, ese no es mi caso; pero el aguacero que caía en la ciudad, la congestión, no estomacal, el caos vehicular y Palomo con su meteórico piloto nada pudieron hacer para ponernos a la hora establecida y llegar al inicio de la charla. Arribamos unos minutos tarde, disculpa tonta, pues llegamos como 20 minutos después. Nos ubicamos en la parte exterior del auditorio, optimistas si queríamos una silla, para observar la charla en las pantallas y el televisor ubicados en la entrada. La muchedumbre que morbosamente asistía al evento llenó el escenario y el exterior estaba atestado de curiosos. Coger el hilo de la charla fue relativamente fácil, aunque faltaron escuchar algunas de las ideas expuestas al inicio; elementos necesarios para decantar y degustar esta exquisitez.

La imagen de Brigitte y su vestido azul le daban un gran contraste a su voz, la cual seduce, no solo por el timbre sino por la calidad y contundencias de sus palabras y afirmaciones. Palabras que nos llevaron a una sarcástica y contundente mirada del mundo contemporáneo, pero especialmente sobre la fauna local, sobre esos especímenes que se han enquistado en nuestra cotidianidad y persisten en mantenernos en el siglo XIX, mental, física y conceptualmente. Este hecho, tampoco opacó las oscuras intenciones de uno de mis acompañantes. El romano Camilo comentaba la acidez de las afirmaciones de la expositora y en su rostro no se dibujaba lo que sería el desenlace de esta historia.
Se recomendaba a un oscuro personaje de la corte de los Cesares ver mas programas de documentales de animales en Animal Planet, pero especialmente de una especie de Titís del Amazonas que viven en grupos de mas de 50 individuos, donde no existen los machos Alfa, tan queridos por nuestros godarrios dignatarios, y donde la cría y crianza de los menores es tarea colectiva y no de género.

Se habla del riesgo y el culto al ego, del deseo inextinguible por el consumo, de cómo controlar el ego, de nuestra incapacidad de entender el territorio, de nuestra ausencia de Telepatina, de lo caótica de nuestra manera de actuar en el mundo, de la falta de confianza colectiva, de no entender la mente como una tecnología, de la disolución del goce colectivo, de los actos de violencia permanente, de la intervención simbólica sobre el control del territorio al volverse jaguar con el uso del Yagé, de lo sostenible, de la enfermedad ecológica, de la adicción a las cosas y falta de capacidad de prosperar, de nuestros complejos, del placer inmediato, de la deconstrucción del lenguaje, de la falta de cooperación, en fin de muchas cosas y por eso aún, días después no puedo entender, cómo no fuimos capaces con el Spiderboy de percatarnos de lo que esa noche ocurriría. Todo lo que escuchamos se hacía realidad.

El deseo ya estaba, el riesgo lo correría, el control lo tenía, entendía el territorio en que se iba a mover, Antropoland, sabía de su telepatina, ya tenía calculado su metódico accionar, estaba lleno de confianza, entendía de su necesidad de compartir el goce, estaba seguro de su sutileza y de sus símbolos, de su deconstruido lenguaje, sólo le faltaba y tenía la necesidad de trabajar en equipo y para eso nos había invitado y eso fue lo que hicimos, porque el romano Camilo ya tenía en su cerebro mapeado el territorio cuando con nuestra complicidad raptamos a Sabina y la llevamos a Hamburgo.
Las reacciones de los sabinos de Antropoland están por descubrirse.




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