El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

domingo, 1 de mayo de 2011

Vibra mi tierra

 FEDE GOEZ
 EL NENE
JUGANDO RANA



ARTE VIVO




PARLANTES







1 comentario:

Luisita dijo...

gran hombre de buenos genes, que encantador blog...