Ya no sé quién eres
Una jauría de pequeños
y desalmados piojillos
se roban día a día tu memoria.
Llevas la piel tostada por el sol.
La sombra de tu cuerpo tiene
meses en la misma posición.
Yo te miro,
sé tu nombre,
lo pronuncio,
te volteas,
y me ignoras.
Eliana Maldonado
Recuerdo
Si sólo la sombra de tus ojos fuera un oráculo en medio del mar
las bocas de la tierra no me hubieran tragado.
No remes en mis aguas.
No salgas en busca de otras tierras desde esta orilla, no tendrías como sujetarte.
No tengo un puerto seguro.
Los cuerpos que se acercan a mi isla mudan de piel y parten a buscar un nuevo rostro.
Un día, un ser que estaba sediento y había venido del desierto, encontró aquí un
manantial para su necesidad, se marchó cuando su vasija estuvo rebosante.
Otro que practicaba la magia halló en mí un nuevo truco y salió a mostrárselo al mundo.
Hay un tercero, su arte era contar historias, amaba el vino, la sensualidad y los viajes,
vivió aquí lo que dura un eclipse, luego partió a la selva…
Han pasado los años y ninguno de esos espíritus ha regresado, sin embargo tres líneas se
dibujan en el horizonte cada que quiero irme.
Viviana Restrepo
Reflejo
Mi oración es una barca:
rema sola en la noche.
Mi susurro es su impulso.
El aliento ya quema
Yo podría dejarte mi canción
si tu corazón fuera un oráculo en medio de las aguas
y ofrendarte mi cuerpo para que no te abandones…
Pero no puedo regresar
soy ceniza.
Viviana Restrepo
VENDIMIA
Voces y música para elevar el alma
Autobiografía
Sólo escribo lo que mi cuerpo vive
porque la piel aún no sabe de historia,
tengo la edad de la cigarra,
de las manchas solares
cuando danzan en el Ecuador,
de este cielo nuevo de la mañana
por el que se filtran mil rayos temblorosos.
Sólo escribo lo que mi cuerpo siente,
hablo de la carne y sus placeres,
del orgasmo y la saliva.
Aún no incubo espíritus viejos, ni hondas heridas.
Soy tan joven como la luna
cuando no tenía la cara herida.
Tengo la edad del capullo,
de cinco latidos,
del llanto prístino,
de la tercera gota de lluvia que cae en el prado,
de la cigarra que canta sin saber su suerte.
Soy cuerpo,
sin historia,
sin heridas.
Eliana Maldonado
En el libro llueve
En el libro llueve
y no hay rastro de ceniza en el cuerpo.
Dios bendijo tu semilla
para que opacaras mi maldición.
Pronuncia las palabras benditas
y se dibujarán estrías negras
sobre los ojos
y por debajo de la piel
donde no llega aún la sed
ni el agua para saciarla.
Ya no sé qué escribo.
Puedo mirar muchas veces el sol
y no sufrir
porque tengo estrías negras en los ojos
y una sed que no se acaba
ni se sacia
con el agua lluvia del libro.
Viviana Restrepo
VENDIMIA
Imposibilidad
Hay hombres con los que no puedo hacer el amor
definitivamente es imposible.
El cuerpo prevalece sobre sus ideas,
y las pierden.
Tienen fuerza, pero no bríos,
desean un cuerpo,
cualquier cuerpo,
no exclusivamente mi cuerpo.
Se les nota.
Se hacen saliva,
piel,
lengua muda,
ni un lamento,
ni un quejido,
ni un murmullo de placer.
El espíritu que siempre ha de estar
pegado a los labios y el sudor,
desaparece.
Sólo quedan ochenta kilos
de masa corporal esparcidos
en una sábana de seda desperdiciada.
Hay hombres con los que no puedo hacer el amor,
si el espíritu no se sale por los poros
fundiendo el juicio y la locura,
médula y materia,
simplemente no puedo.
Eliana Maldonado
(sin título)
a F.
Entre tú y yo una ciudad
amurallada por árboles y hombres
entre tú y yo un río
y tu único amor: el sendero hacia el sur.
Hay una voz que canta y no te buscará
porque ahora tu hogar es la huella en el camino.
Viviana Restrepo
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