El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

domingo, 6 de marzo de 2011

Miradas

Parqueadero

Carnavaliado

En el lugar equivocado

echando muela al cuido

Motoescalera
Vigilante

Antorcha

Productos de la región

Róbalo a la marinera

Trucha al ajillo

Coco acaramelado

A 8000 mil la caja

A 11 000 la caja negociables.

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