El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

sábado, 14 de agosto de 2010

Damián Alcazar


Hace muchos años en el canal de Cinemax vi una película que me llamó al atención por su historia y por su trama y por su simbolismo, me vi en ella reflejado, no solo porque Damián el protagonista es una artista plástico sino porque esas búsquedas y esos viajes a lo que podríamos llamar "la nada," me han dado muchas luces y me han contado cosas que ni yo me imaginaba, sobre mi vida y mis caminos. Bajo California: el límite del tiempo de 1998 es una propuesta visual impecable y con una banda sonora única, la interpretaciòn de Damian le da un sensibilidad exquista a su personaje.



El siguiente trabajo que conocí de él fue la Ley de Herodés, "o te chingas, o te jodes", extraordinaria película que si bien se desarrolla en el perdido pueblo mexicano de San Pedro de los Sanguaros, bien podría ser el reflejo de cualquiera de los municipios colombianos, donde la pistola y la constitución son los elementos centrales de la coacción al servicio de unos pocos. El político corrupto con discursos vacíos y sus promesas de una mañana mejor se repite mientras recitan su perorata: "el reto para nuestro partido, por el bien del país, es estar en el poder por siempre y para siempre", siempre de la mano de su secuaz más incondicional, el poder eclesial.



Y nuevamente lo encuentro en otra película que causa revuelo, El crimen del padre Amaro, esta vez se enfrentan dos concepciones distintas de la iglesia católica, una al lado de los poderosos y la otra al lado de la gente, sobra decir quienes terminan imponiendo sus designios, alli hace del padre Natalio, un cura con relaciones cercanas con los rebeldes, algo de la teoría de la liberación, aunque la película no fue de mi agrado, le dieron mucha relevancia a la trama amorosa aunque otros elementos eran de más contendio y hubiesen dado un giro distinto a la historia.



Luego aparece en una película colombiana llamada Satanás, de Andrés Baíz, basada en el libro de Mario Mendoza. La historia principal la conozco no del libro sino porque cuando sucedieron los hechos yo vivía en Bogotá muy cerca del restaurante Pozzetto, lugar al que había ido un par de veces y fue el sitio en el que Campo Elías Delgado asesinó a 30 personas, historia que marcó el sector y que conocí de primerisima mano, tanto es que luego pasamos a llamar al restaurante Asadero Campoelias. El trabajo actoral aca nos muestra sus distintas facetas y sus capacidades para adaptar un personaje y sacarle el mayor provecho posible a sus caracterizaciones.

Lo vuelvo a encontrar en una extraña película desarrollada en la Patagonia argentina Marea de arena, si bien es una historia un tanto sórdida y pesada, es el mismo Damián quien me saca de la duda y me cuenta que la protagonista no fue una buena elección y primó el gusto físico del director por ella que su capacidad actoral, en fin el filme se diluye entre la marea y la arena.

García es quizás una de mis mayores sorpresas este año, la acidez de los comentarios y la historia de estos perdedores anónimos que producimos en cantidades industriales en este país, hacen de ésta una historia creible y una mirada distinta en la cinematografía nacional. El personaje de Alcazar es de una inocencia exquista y ya desde la invitación a comer a su mujer Amalia, nos adelanta mucho de ese personaje, que tiene mucho del Chapulín y Don Quijote. Bello homenaje a la bicicleta, más conocida como la "burra" y a nuestros trabajadores que han hecho de ella su medio de transporte y de trabajo, pero especialmente a nuestros escarabajos, de tantas gestas inolvidables hace ya varias décadas.

Homenajes frecuentes que nos hicieron soltar más de una carcajada a quienes teníamos algún referente, como el de "dejémonos de vainas" de Victor Hugo Morant. Humana demasiado humana podría ser su carta de presentación, diálogos francos, abiertos y cotidianos. Con agrado ver la matización del personaje que hace Fabio Restrepo, toques de humor negro y dobles sentidos, y una compenetración con García que le dan a la película una carácter dinámico y cómplice. Una Margarita Rosa en su punto y en su madurez actoral le dan a su personaje fuerza y personalidad.

Escenas inolvidables como la visita a la casa de campo y el paseo en bicicleta pusieron nuestros escrúpulos en el tapete y nos sdacaron más de una risa al ver retratados a nuestros vecinos y tal vez uno que otro amigo, especialmente en la idiotización por una mujer. Gran acierto que nos saca lentamente de las películas monotemáticas de las que nos estabamos llenando.

García, de José Luis Rugeles

Un hombre simple en un mundo podrido

Por Oswaldo Osorio

La diferencia esencial entre el cine de género y el cine de autor es que el primero apela a un esquema, además siempre tiene unos elementos conocidos, mientras que el segundo pretende ser más libre en su expresión y busca ahondar en las ideas, los ambientes y sus personajes. Por lo general, tienden a ser dos tipos de cine que se excluyen entre sí, pero también es posible lograr una combinación, un equilibrio incluso, como ocurre en esta película.
El relato empieza sin los esquemas del caso, más bien con un tono en la narración y construcción de personajes que se está haciendo muy frecuente en el cine contemporáneo, en el cine de autor para ser preciso, que es definido por una suerte de naturalismo cotidiano en la puesta en escena y un ritmo pausado que es el propio de personajes comunes que llevan vidas igual de corrientes.
Así, lentamente y con tranquilidad, con una velocidad que es más la de la vida que la del cine, se va develando la personalidad de García, ya en su casa, en su trabajo o en la relación con su mujer y esa personalidad es la de un hombre simple, introvertido y nada ambicioso.Sin embargo, este personaje común tendrá que chocar contra un mundo que quiere otras cosas, un mundo que trasgrede esa ética básica que García tiene y que, incluso, se mueve más rápido que él. Por eso, como ocurre con muchas de las historias de la ficción, ésta se trata de algo extraordinario que le sucede a alguien ordinario, y justo ahí es cuando entra en acción el cine de género, el thriller en este caso. (Es necesario revelar sorpresas del argumento de aquí en adelante).
Como ocurre con muchos thrillers, todo empieza con una mujer insatisfecha. Y así, la que parecía una mujer igual de simple y conformista que su marido, se va transformando, primero sutilmente y luego con pequeños sobresaltos, hasta terminar en una especie de femme fatale del tercer mundo, marginal, burda y un poco envejecida.

Aquí es necesario aplaudir el trabajo del director, que supo, con poco, sacarle mucho a Margarita Rosa de Francisco, sin que ella se pareciera a nada de lo que ha hecho antes, porque suele suceder.Entre tanto, para su marido todo está claro, tanto lo poco que ambiciona como la diferencia que hay entre el bien y el mal.

Esta condición se hace más evidente cuando el relato impone el contraste con el personaje de Gómez, un hombre hablador, aventado y pendenciero, que no le teme a las conductas amorales ni a las ilegales, y sin embargo, en el fondo hay algo noble y entrañable en él, sobre todo en su relación con García, y la escena final termina por confirmarlo.
Cabe anotar que el actor Fabio Restrepo, ya como lo había hecho en Sumas y restas (Víctor Gaviria, 2005), se roba con gracia y convicción buena parte del protagonismo.Entonces, cuando la femme fatale hace de las suyas y el pícaro amigo entra en acción, la película se adentra en el puro juego del thriller, con todas sus características: el crimen de por medio, los mortales malentendidos, la trama secundaria con los traficantes, la violencia y la corrupción.
Tal vez todo esto sea lo menos convincente del filme, incluso hay algunas salidas forzadas o facilistas (la billetera en manos del traficante o Gómez colgado de una cuerda), pero es que el thriller aquí –como ocurre con los thrillers buenos e inteligentes– es solo una excusa para hablar de la naturaleza humana, de la moral de sus personajes y de las decisiones que toman, y así concretar una historia con más fondo y mayores connotaciones.
Lo ideal es que el componente del thriller fuera más sólido, pero tal vez las inconsistencias se puedan pasar a un segundo plano si se centra la atención en lo que se logra de fondo, como en el hecho de no temerle a hacer un “thriller lento” (que para muchos sería una contradicción), también la fuerza que consigue con esa atmósfera de marginalidad, frustración y realismo, así como la solidez de unos personajes que, en sus muy distintos registros, desde el apocado García hasta el pintoresco Gómez, consiguen trasmitir lo que se proponen, y así imponerse más como una película de personajes que como una simple trama criminal.
Publicado el 15 de agosto de 2010 en el periódico El Colombiano de Medellín.


FICHA TÉCNICA

Director: José Luis Rugeles

Guión: Diego Vivanco

Música: Mauricio Tagliari, Luca Raele

Fotografía: Sergio Iván Castaño

Reparto: Damián Alcázar, Margarita Rosa de Francisco, Daniel Páez, Fabio Iván Restrepo, Víctor Hugo Morant, Rui Resende, Giulio Lopes.

Colombia – 2010 – 90 min

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