El arte se ha constituido en elemento determinante para que las sociedades se construyan y se analicen desde ópticas diversas, su función como catalizador y como constructor de identidades culturales le han dado un papel importante en la integración comunitaria, constituyéndose en el contenedor de las memorias e imaginarios colectivos y en el motor que resignifica lo patrimonial, el lenguaje y la cotidianidad.
Por ello su enseñanza y divulgación se constituye en una factor esencial para la construcción de los tejidos que consolidan la red social y fortalecen la convivencia ciudadana, generando acciones y mecanismos que vinculan a las comunidades a ser participes de la recuperación de los espacios colectivos cargándolos de nuevos significados y Lenguajes.
Las acciones resultantes de los eventos como el que nos congrega, en el que se vincula a las comunidades, se deben constituir en elementos de transformación social, y más aún cuando a través de estos se pretende construir públicos en la reflexión y el análisis del quehacer artístico y cultural del departamento, porque a través de ellos estamos permitiendo la visualización de los artistas, el reconocimiento de la pluriculturalidad y del otro, propiciando una mirada en torno a las artes y a las manifestaciones sensibles.
La formación de públicos es la tarea constante del quehacer artístico, no solo se debe interactuar con ellos como espectadores pasivos, sino como parte esencial y vital de ras manifestaciones, pues muchas de ellas reflejan las realidades y sentires de su cotidianidad.
Los artistas y el público constituyen ese binomio multiplicador que se encargará de darle sostenibilidad y continuidad a los espacios culturales, fortaleciéndolos y a su vez construyéndoles nuevas lecturas que puedan dar cuenta de la diversidad de intereses y de mundos insertos en la sociedad. Como elemento dinamizador y animador sociocultural cada individuo se inscribe como un potencial multiplicador que en su papel de reeditor será parte indispensable y fundamental de la construcción y sostenibilidad del tejido social. Por ello es loable y de admirar la entrega y dedicación de Carlos Carreño para que este proceso que ahora comienza se convierta en la gran vitrina del arte boyacense, y con el respaldo que ha dado la Gobernación de Boyacá a este proceso se logre articular a todas nuestras regiones, incentivando por medio de Becas de Creación a artistas y artesanos, quienes durante décadas le han dado tantos frutos y prestigio a nuestra hermosa tierra.
El arte contemporáneo nos trae lenguajes y miradas que van desde la resignificación del oficio de pintar hasta las estéticas expandidas, es decir darle un carácter artístico a esos espacios que forman parte de nuestra cotidianidad y por los cuales pasamos sin darnos cuenta o detallarnos de lo que poseen. Además de eso el uso de la imagen de video, de la fotografía digital y del ordenador o los lenguajes emanados de estos traducidos a términos plásticos.
Múltiples y variadas son las formas en que el artista se está apropiando de su entorno para hacerlo estético y de paso dar cuenta de su realidad, pero solo con exposiciones y eventos como estos y por medio de la confrontación conceptual y académica podremos llegar a superar las deficiencias presentes en el hacer artístico, pues este ha sido una de las debilidades observadas en las obras de esta muestra, facturas que contradicen lo presupuestado y mayor compromiso con una profesión que requiere pulcritud y contundencia en su desarrollo.
Anima después de tantos años sin estar al tanto del arte boyacense observar que el potencial es grande, pero solo superaremos nuestras deficiencias cuando aunemos nuestras voluntades en torno a un solo objetivo, el Arte Boyacense.
Josué Carantón Sánchez
Magister en Historia del Arte
No hay comentarios:
Publicar un comentario