El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

lunes, 3 de enero de 2011

Un recuerdo de la Maestría

Doña Marta, Alvaro y Oswaldo
Beatriz, Viviana, Diego´s, Cata, Mario y la Flaca
El Ivancho, en España
Las dos mezcladoras
Mas gente
Dieguito Vivi y Mario
Las caricaturas del salón
Bertha Madrid y Mario extraclase

En Carlosé
Moi
Los de este lado
Mario, Alvaro Cata, Manuel y Oscar
Discusión andina
alvaro y Cecilia
La flaca atendiendo a la exposición
Diego dando su opinión y Efrén estructándolo
Oswaldo
Oscar y la flaca en el ajuste

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