El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

jueves, 30 de diciembre de 2010

el placer de comer

Rollitos con crema chantilly

Repollitas con crema

Tarteleta de chocolate

Mixto de carnes con arepa santandereana

Mute santandereano

Rellena, morcilla o tubería negra

La criolla

Longaniza de Sutamarchan

Maíz tostado con Chicharron

Mixta de carnes

gallina de Ubaté

Mute de mazorca

Tamales de mi casa

Menudencias sancochadas

Huevos con nacumes o palmitos y envuelto de mazorca con queso

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