El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol
domingo, 26 de diciembre de 2010
FELIZ AÑO 2011
QUE EL AÑO QUE LLEGA TE TRAIGA LO QUE SIEMPRE HAS DESEADO
JOSUÉ CARANTÓN SÁNCHEZ Maestro en Bellas Artes Especializado en Pintura Especialista en Gestión Cultural Magister en Historia del Arte cel 301 6900419 e-mail: josue.caranton@gmail.com
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