El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

domingo, 19 de diciembre de 2010

Noche de ronda bogotana

La logia

Únicos clientes en el Viejo Almacén, no iba desde que Mariela era señorita

Reportándose el doctor

Viejo Willy Urabá presente

Compartiendo con el doctor El cementerio de Praga de Eco
En un bar del Chorro de Quevedo

La calle de la chicha de hace años luz

No hay comentarios: