El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

domingo, 19 de diciembre de 2010

Un paseo de Sabana, Sopó y la Calera

Un canelazo para el frío
El norte
La capital
Desde la Calera
Pa un guayabo

Alpinito mi sobrina le debe la vida

Postres y mas postres

Un quesito

La Cabaña de Alpina

El Castillo de Marroquin
Con mis sobrinos
Mute santandereano con picada mixta
Mi hermano Gina y Daniel
Stefania y Sergio
A la carne
Sitio por la séptima como con 250

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