El monólogo suele ser de una sinceridad terminante. No hay interlocutor con quien medirse. El diálogo suele ser de una cómplice sinceridad: en el mejor de los casos es tu palabra junto a la mia. Pero más allá del diálogo aparece ya el espectador y el testigo. La sinceridad se ha hecho imposible. Más allá del diálogo empieza la representación. Rafael Argullol

domingo, 12 de diciembre de 2010

espejuelos y lucecitas




Cuenta la leyenda negra que los españoles cuando llegaron a las Américas, le cambiaban oro por espejitos y abalorios:Según el mito:
Con la fuerza de su luz,
el Sol creó el universo,.
Y le dio vida y permanencia.
También creo el jaguar
con el color de su poder.
Y la voz del trueno, que es la
voz del Sol.
Al oro, le infundió su potencia
y su luz.
Al Chaman, el poder de proteger
a los hombres.
El día en que el maíz se siembra,
el oro, semilla del Sol, se ofrece
al agua en la laguna.
Y entonces la tierra florece,
y da su fruto...

Muchos años después, las luces y los abalorios siguen constituyéndose en una herramienta importante para seguir creando ilusiones e irrealidades en una comunidad que está ávida de imágenes para adorar y de la cual sentirse orgullosa, ya que la cotidianidad le niega una opción distinta; por ello las luces y los sonidos mezclados con licor se convierten en un placebo que los llevará a lugares que mitigan por un momento la cruda realidad que los agobia.
Estrategia efectiva para crear imaginarios e identidades falsas, pero que sostienen unos supuestos.








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